jeudi 19 février 2009

MALLORCA: UNA IDEA DEL HOMOHOMO

Mallorca es un espacio completamente globalizado, entre campos de golf y expansiones de organismos europeos. Es suficiente con recorrer las laderas de las montañas para darse cuenta que el ecologismo está sangriento de Internet, tembloroso de casas monstrencas, de grúas en defensa de las Alemanias y los puntos centrales del liberalismo económico. No es de extrañar que con tanto valle florido (los renacentistas tenían razón) acuda la especulación como una bandada de fuerzas principales y caigan como cascos azules en guerra las corrupciones de los alcaldes, adjuntos a finanzas y otros méritos de las infraestructuras.
Mallorca es el mejor espacio que existe en el mediterráneo, después de Sicilia, y pena es que la estemos deslocalizando territorialmente y anímicamente, pues de psiquiatras está, que la tenemos enfermita de tantas locuras y de tantos golpes antidemócratas, que luego vienen los cuerpos de seguridad del Estado a poner camisas de fuerza a los ángeles árboles y a las piedras mudas, las cuales se han quedado sin aliento de tanto fuego por comunicar. Estamos incomunicados al mundo siendo el lugar más comunicado. Tenemos grandes hombres en esta frondosa y analítica isla, pero como dijo d’Aurevilly, los grandes hombres son como las más hermosas flores. Crecen a pesar del estiércol que echan sobre ellos los envidiosos y los imbéciles. d’Aurevilly sin duda ninguna se estaba refiriendo al invisible Jaume Matas, desaparecido en tierras de Walt Whitman, al cual nombro como centro de toda este bosquejo de dos volúmenes de farsantes y espíritus de métodos cartesianos de la revolución zángana y profundamente hipócrita. Están entre el Capitalismo y la Esquizofrenia, que dirían Deleuze y Guattari. Una masa de mancos de ojos y bizca de piernas, como lo manifestaría el cacogaláctico Quevedo.
Mallorca, beso e imperialismo de geografías impunes, es ya un ciclo de pulverizaciones de largos siglos acabados en uno, en éste en el que frecuentamos, en donde el poder agranda al hombre, y como dijo Balzac: la caída de un gran hombre está siempre en relación con la altura a la que ha llegado. Yo digo que desde el imperialismo al imperio y desde el Estado-nación a la regulación del mercado global, lo que hemos estado presenciado (desde el punto de vista mercantilista en esta isla) es un paso exagerado dentro de la historia moderna. Esta perspectiva histórica nos permite demostrar que todo retorna (felices años 60) o, específicamente, que el capitalismo siempre retorna. Lo que tenemos que hacer es crear un nuevo cuerpo social y éste es un proyecto que va más allá de rehusar. Nuestras líneas de fuga, nuestro éxodo, deben ser constituyentes y deben crear una alternativa real. Más allá de la mera denegación, o como parte de esa denegación, debemos construir además un nuevo modo de vida, y sobre todo, una nueva comunidad. Este proyecto, que es más amplio que el de una sola isla, no conduce hacia la vida desnuda del homo tantum, sino al homohomo, la humanidad al cuadrado, enriquecida por la inteligencia colectiva y el amor a la comunidad.
Emilio Arnao

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